La Paz, Baja California Sur.- El incidente protagonizado entre el doctor Jorge Alvarado y el guardia del Congreso de Baja California Sur, Anel Manzano sigue vigente.
Luego de ser expuesta la versión oficial de los hechos por el doctor, género molestias ya que de acuerdo a la versión del Guardia se omitieron varios detalles. Entre ellos el uso de un gas y el negligente criterio de un comandante de la policía municipal.
A continuación te presentamos la versión oficial relatada por Anel Manzano, Guardia del congreso quien relata lo siguiente:
La Paz, Baja California Sur a 10 de abril de 2020
A la opinión pública:
Mi nombre es Abel Enrique Manzano Amador, padre de familia y guardia del Congreso de Baja California Sur. Tras haberse difundido una versión falsa a través de medios de comunicación y redes sociales, es de mi interés aclarar los hechos ocurridos este viernes 10 de abril, a las 7:30 de la mañana, en relación al joven médico José Alfredo Alvarado Talamantes.
Me encontraba circulando hacia mi trabajo en mi vehículo por Avenida de los Deportistas, cuando al llegar al “4 altos” o “pase de cortesía” en la avenida Luis Donaldo Colosio, el mencionado joven circulaba por ahí y llegamos al mismo tiempo al señalamiento, por lo que procedí a ceder el paso.
No obstante, cuando iba pasando, comenzó a sonar su claxon desesperadamente y hacerme señas. De hecho, yo también respondí con la bocina de mi coche y le pregunté qué estaba pasando. Se detuvo metros adelante, junto al puente peatonal de Tienda Soriana por avenida Colosio, bajó el vidrio de su lado y sin desconfiar, acerqué mi coche hacia su ventana, para preguntarle qué pasó. Pero al momento de bajar el vidrio del copiloto, aprovechó antes de que dijera palabra alguna para lanzarme su gas lacrimógeno en el rostro, hacia el interior de mi carro. Tengo fotografías de estos daños.
Le pregunté por qué lo hizo, pero ya no contestaba. Le advertí que iba a llamar a la policía. Inclusive me retó: “Háblale”, que no le iban a hacer nada.
Me pidió oportunidad de acercarse al cajero de la plaza y los 2 entramos ahí. Cuando se estacionó le puse mi carro atrás para que no se diera a la fuga mientras llegaba la autoridad, fue cuando decidí marcar al 911 para pedir apoyo. Cualquier persona hubiera reaccionado de otra forma, pero quise hacer las cosas bien, hablándole a las autoridades, por lo que al lugar arribó una unidad y el comandante Camacho, también otro oficial que lo acompañaba.
Cuando llegó, se le explicó cómo sucedió todo y entonces me contestó “No pasa nada, es solo gas” y que no me preocupara. Me recomendó preocuparme “cuando fuera un arma de fuego”, pero como era gas, no pasaba nada. A partir de aquí comenzó mi molestia. De hecho ya no me molesta ni me preocupa el joven agresor, no sé quién sea, no es nada mío, no me preocupa, ni me interesa saber. Mi enojo es por la actitud del Comandante Pacheco, quien se atrevió a decirme que “no pasa nada”, a reírse y decirme que solo era el gas “nada más”.
Le expliqué que eso no estaba bien, de hecho sabe bien como autoridad que eso no está permitido. El gas lacrimógeno se utiliza solamente en ciertos momentos, cuando hay tiempo para usarlo, no puedes usarlo contra los demás a placer. En ningún momento agredí, mucho menos toqué a la persona que me lanzó el gas. No tenía por qué haber llegado a esos extremos. Comandante: ¿No se pone a pensar? ¿Qué tal si hubiera traído a mis hijos conmigo en el carro? ¿Qué tal si fuera un arma de fuego? ¿Qué tal que fuera un familiar suyo, comandante? Lo pensaría diferente.
Tengo videos en donde lo grabé y le dije “Está bien, suéltelo, a la próxima mejor no les hablo”. Confié en ellos para hacer su trabajo, para no tener problemas y que llegaran a aplicar la ley. Procede quitarle eso y darle aunque fuera una regañada, advertencia al muchacho o señor, para que se retirara.
Lo único que quería era que le retiraran esa herramienta, porque puede lastimar a alguien. Reconozco haberme molestado y haberle dicho que hiciera su trabajo bien. Fue cuando me advirtió que entonces iba a “detener a los dos”, a lo que respondí afirmativamente.
Pero el Comandante repentinamente cambió de opinión, dijo que no podía hacer ninguna detención por la emergencia sanitaria del COVID-19. Entonces me hago más preguntas: ¿Entonces ya se puede robar? ¿Se puede hacer lo que sea? ¿Por qué no se puede detener a un agresor? No sé si son amigos, no sé qué sean, porque cualquier otro policía sabe responder el protocolo de atención para personas como él. Tengo muchos conocidos que son elementos, cuyos nombres me reservo, que cuestionan el proceder de este Comandante. Coinciden conmigo que esta no es manera de reaccionar. Sobre la presunta “aclaración” que hace el muchacho ante medios de comunicación y el comunicador Alejandro Patrón “El Reportero Urbano”, simplemente es mi deseo responder que nada de lo que dice es verdad. Son versiones falsas que surgieron para incriminarme, a pesar de mi denuncia.
Inclusive el señor Patrón tuvo la delicadeza de pedirme la foto de manera directa y como tengo el material, los videos, confié en su palabra y decidí pasárselos con toda confianza. Pero no sé qué pasó, porque al hacer su publicación me echó la culpa a mí. Entiendo su trabajo, se quiere ganar tal vez algo de dinero, pero las cosas no deben ser así.
Tuve que acercarme directamente con el director operativo de la Dirección General de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal, quien solamente me dijo que “iba a hablar con el comandante”, porque al parecer le habían dado una versión distinta a los hechos. Por supuesto, no le conviene decir todo. Inclusive me dieron la razón de estar enojado, porque eso no se debe hacer. Esa forma de trabajar no es la adecuada y aunque no quiero llegar a tener problemas, estas actitudes tras haber emitido un reporte al 911, parece que nunca va a cambiar nada. Parece que han hablado mucho con él y no sé qué esté pasando.
A veces no sabemos cómo reaccionar cuando nos agreden. Uno busca la solución hablando a la autoridad, llamando al 911, hacer un reporte como dicen formal. Si hubiera sido yo agresor, sería ilógico que me hubiera comunicado con ellos, acepto toda mi responsabilidad y consecuencias de lo que hago, pero las injusticias y las mentiras no me gustan.
Esta es mi versión y mi denuncia contra el Comandante. Inclusive durante mi enojo le exclamé, “a ver quíteselo y échele un poco, para ver si no pasa nada” como él decía. Nunca intenté decirle lo que tenía qué hacer, pero sí le pedí que hiciera lo justo, lo que es. Si era llevarnos a los dos, pues vámonos, no hay problema, porque son justos donde nos van a llevar.
En conclusión: Jamás toqué al médico, pero sí le dije la verdad de lo que pensaba de su acto, que si por qué hacía eso y que no debe hacerlo. Me retó para hablarle a la patrulla, porque nada le iban hacer. No le deseo el mal a nadie, pero debe afrontar la verdad, lo que es.Tal vez se encontraba alterado por trabajar mucho, no sé cuántas horas trabajará. Todos estamos haciendo esfuerzos por la contingencia, inclusive trabajando doble y lo entiendo, estamos presionados y todo. Pero eso no se hace. Antes de poseer un gas lacrimógeno el joven debe tener capacitación. Saber dónde, cuándo y cómo usarlo. Espero que me entiendan, espero esto salga bien para todos, porque incidentes de tránsito donde quiera hay, pero no están los tiempos para ir agrediendo. Espero que me entiendan.
Sinceramente
Abel Enrique Manzano Amador

Estas fotografías corresponden a los residuos de gas utilizado en contra de Abel Manzano.